ZONA URBANA
“Cocinando con Elvis”
Entre la imitación y la comida
“Love me Tender” y “Suspicius Minds” son algunos de los temas de Elvis Presley que se transforman en el pegajoso tracklist de esta pieza teatral en donde del rey del rock and roll no sólo aparece en los créditos musicales. Daniel Muñoz, Heidrum Brier, Benjamín Vicuña y Mariana Muñoz dan forma al reparto de este montaje que acaba de iniciar su temporada en una de las salas del Centro Mori.
Daniel Muñoz se sube a un escenario repleto de luces y entona con su propia voz uno de los temas más conocidos de Elvis Presley. Con esa sola intervención el destacado actor chileno formula una suerte de declaración de principios de la obra que lo trae de regreso a los escenarios locales. Se trata de “Cocinando con Elvis”, una afiebrada metáfora de las miserias humanas, que se apropia de los guiños del rey del rock and roll con la excusa de llevar a escena la historia de un imitador de Elvis y su compleja familia.
“Está la historia de una familia disfuncional, la particularidad de ellos es que uno de sus miembros es un imitador de Elvis Presley. Elvis es el ícono del sueño americano, pero dentro de esta familia no hay ningún sueño. En la obra todos sus personajes están tratando de sublimar la falta de cariño y amor, la hija de este matrimonio trata de entregar amor en la medida en que cocina, la madre se mete en el alcohol y se busca amantes”. Con esas palabras el director Andrés Céspedes analiza los alcances de este nuevo montaje que fue estrenado hace pocos días en la cartelera local.
“Cocinando con Elvis” cuenta una historia real que se convirtió en una acertada tragicomedia a través de la pluma del dramaturgo Lee Hall, el mismo que escribió el guión del filme Billy Elliot. En nuestro país esta atractiva puesta en escena cuenta con las actuaciones de Daniel Muñoz, Heidrum Brier, Benjamín Vicuña y Mariana Muñoz.
La figura de Elvis Presley se transforma entonces en la excusa ideal para que el profundo conflicto de una familia se deje ver en un escenario de teatro. “Mi personaje –comenta Daniel Muñoz, quien tiene a su cargo el papel de Elvis- es un contrapunto, es una suerte de telonero, que en el fondo y a la distancia va comentando un poco lo que está pasando, es un poco el reflejo de la madre, de la hija, el punto de unión de ellas dos. Es un catalizador, tiene una presencia que provoca sin movimiento. Es en el fondo una proyección del propio dramaturgo, quien lo retrató como un ícono de la sociedad estadounidense, de una cultura revenida, como un ícono de la soledad”.
Daniel Muñoz tiene razón cuando menciona que el personaje al que le tocó interpretar deambula por los distintos cuadros de la puesta en escena dejando en claro la tensa realidad de un matrimonio en crisis y su joven hija. “Cocinando con Elvis” cuenta la historia de un ex imitador del rey del rock and roll, un tipo que después de un accidente automovilístico queda paralítico y debe presenciar inmóvil y en silencio como su mujer le pasa la cuenta por los años de maltrato y como su hija se refugia en la comida para ocultar sus propios temores.
“Hay una tragedia que se desencadena con este padre paralítico y cada uno de los miembros de esta familia está tratando de paliar su soledad. Se están cocinando todos en este escenario, de alguna manera esta es una parrilla en donde virtualmente los actores se cocinan. Todos son carne en el escenario”, comenta el director Andrés Céspedes (que hace muy poco protagonizó a Otelo en la versión que el Teatro de la Universidad Católica propuso de este clásico), quien tuvo la idea de montar la pieza teatral de Lee Hall como si fuera un gran espectáculo, en donde se dan cita los cuadros musicales y las luces, todo muy parecido a los shows que Elvis llevó a cabo durante su carrera.
La idea del espectáculo cruza transversalmente esta puesta en escena. Aunque el padre esté paralítico y la acción se desarrolla con su presencia casi fantasmal, éste cobra vida cada vez que en escena se aparece Elvis. Entonces Daniel Muñoz no sólo encarna a este actual lisiado que antes tuvo su momento de gloria como imitador del Rey del Rock, sino que también resucita de un modo bastante particular a la figura del mismísimo Elvis.
La opción de montar esta obra como una especial tragicomedia hace posible ver a Daniel Muñoz entonando con su propia voz varios de los temas que Elvis hizo conocido. ¿Cómo logró este destacado actor nacional dar con el punto exacto para la interpretación de uno de los íconos más significativos de la cultura pop? La respuesta la entrega el mismo Daniel Muñoz: “Lo trabajé como cualquier personaje. Viendo videos, conversando con imitadores, más que nada harto trabajo, lo que me hizo encontrar su timbre de voz, su forma de moverse. Para eso también me fue muy útil conocer o rastrear su vida, Elvis era un ser complejo que reflejaba su forma de ser en sus movimientos arriba del escenario, que dejaba en claro su soledad. Es un largo trabajo de observación, porque es un ícono. Me quedé con la visión de ese ser humano que fue reventado por sus propios éxitos. Elvis es un personaje dramático, pero para esta obra es un personaje tragicómico”.
El condimento de esta especial puesta en escena lo pone el resto del elenco. Heidrum Brier (esposa de Muñoz) debe encarnar a la esposa de este imitador en desgracia, una mujer que se refugia en el alcoholismo para cobrarle antiguas deudas a su pareja y para paliar su propia soledad. La actriz Mariana Muñoz es Jill, la adolescente hija de esta bizarra pareja, una chica que se refugia en la comida, como queriendo complacer a sus padres, tratando de sacar a su madre del hastío.
Completa el menú Benjamín Vicuña, una suerte de bomba expansiva de sensaciones, que cae en esta peculiar familia para extrapolarlo todo. Él es el nuevo amante de la madre, el primero que llega hasta la casa del matrimonio tensando aún más la situación. “Este es un personaje simple –analiza Benjamín Vicuña- inocente, que finalmente alega por su inocencia porque cree que es víctima de esta historia”.
Pero más allá de la imitación de una de las figuras claves de la música contemporánea, “Cocinando con Elvis” esconde una perfecta fabulación acerca del ser humano, el mismo que puede sacar de este montaje las conclusiones que le parezcan apropiadas: “Creo que ese es el encanto de este tremendo texto. Cada uno puede ir sacando conclusiones. Esta obra tiene muchos lugares oscuros que pueden ser interpretados de distinta manera. En mi caso creo que el personaje de Elvis es un misterio, lo que es clave para una obra de teatro, el dramaturgo usó el elemento Elvis y lo adaptó a lo que él pretendía decir”, resume Daniel Muñoz.
El director Andrés Céspedes tiene su propia interpretación del relato. “Esta obra tiene que ver con el cuento de la imitación y con lo estadounidense. Pero también es posible encontrar otro reflejo con nuestro propio país, en donde se copia mucho, se imita. Entonces también está ese acto chileno de imitar un modelo, copiar una realidad que no es la propia. Hay una gran imitación y nosotros también jugamos con eso en otro plano”.
Cocinando con ElvisDirigida por Andrés Céspedes
– Centro Mori (Av. Constitución 183 – Teléfono: 777 6246)
– Valor entradas: General $6.000 pesos. Jueves populares $2.500 pesos, Est. y 3era edad $3.000
– Horarios: Jueves, viernes y sábado a las 21.00 hrs, domingos a las 20.00 hrs.
– Elenco: Daniel Muñoz, Heidrum Brier, Mariana Muñoz y Benjamín Vicuña.